Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Casa Sustracción se encuentra en el exclusivo condominio residencial Quinta da Baroneza, en Bragança Paulista, a solo 90 kilómetros de la ciudad de São Paulo. La residencia, diseñada para una pareja y su hijo adolescente, fue estratégicamente ubicada en un lote cuadrado, aprovechando la topografía con una ligera pendiente y ofreciendo una generosa vista. La preocupación de los arquitectos de FGMF por preservar el aspecto visual llevó a la decisión de excavar el terreno en una franja central, creando así un subsuelo con un patio iluminado, garaje y jardín al nivel de la calle, elevando la casa en relación al suelo.
Al abordar este proyecto, los arquitectos decidieron desafiar la lógica predominante en su trabajo, derivada de la escuela paulista de la que provienen, en la que la concepción estructural es la creadora del espacio. Por lo tanto, optaron por una estrategia poco común en los trabajos de FGMF: partieron de la concepción teórica de dos planos de concreto a la vista, elevados, ocupando toda la porción de terreno posible, respetando las normativas y leyes aplicables al lugar. Con estas dimensiones, estudiaron diversos organigramas de ocupación de la casa, desde las áreas sociales, íntimas, de ocio y servicios, hasta encontrar la organización que parecía más adecuada.
A partir de esta "ocupación" entre planos, estudiaron diversos cortes en el plano superior e inferior, creando pasarelas, vacíos por donde los jardines del subsuelo atraviesan la construcción, y aberturas de luz, pero siempre preservando los límites de los planos originales, de ahí el nombre de subtracción que bautiza la residencia, ya que fue un trabajo de supresión, de cortes en los planos. Después de esta concepción espacial y estética, la estructura fue lanzada, de forma no regular, creando un soporte no cartesiano, aunque eficiente. Con esta organización fina, gran parte de los ambientes se integran a terrazas externas, proporcionando una conexión íntima con la naturaleza circundante. Las habitaciones y baños, por su parte, son como pequeñas cajas blancas encajadas entre las losas, ofreciendo un contraste llamativo.
La horizontalidad acentuada del proyecto está hábilmente equilibrada por vacíos estratégicamente posicionados en los planos horizontales, diseñados de forma desigual y asociados a las escaleras. Estos vacíos no solo proporcionan múltiples vistas, sino que también fomentan el contacto visual entre las personas de la casa, ya sea en la sala, en la piscina o en el jardín del garaje, donde la vegetación local crece y ocupa parte de los vacíos. El despacho destaca que el desafío era hacer que un programa convencional asumiera una apariencia poco común, y el resultado es una casa sintética, con un área interna compacta en relación a la expansiva área externa.
Construida con concreto armado moldeado in situ, la residencia presenta acabados de concreto pulido en el suelo y mampostería pintada de blanco, otorgándole una estética modernista y minimalista al mismo tiempo. La piscina, estratégicamente ubicada en la primera losa, es el único elemento que rompe con la rigidez de los bordes de los planos organizadores del proyecto, y refleja la luz de forma suave, como un quiebre predominante del concreto a la vista, añadiendo un toque de serenidad al ambiente. El paisajismo, considerado por los arquitectos como un elemento esencial de la arquitectura, está integrado desde el principio, complementando y estructurando los espacios internos y externos.